En la boca humana, cada diente juega su propio papel y participa en el proceso de la ingestión de una u otra manera. Por eso, todas las piezas dentales son importantes y merecen ser tratadas con el máximo cuidado en las clínicas odontológicas.
La numeración de los dientes, una clasificación necesaria
Para poder responder a la plena confianza de sus pacientes, los especialistas odontológicos deben conocer en profundidad la anatomía dental y su fisiología oclusal. Y para ello, es fundamental que dominen la identificación de las piezas dentales, tanto por su nombre como por su colocación. Algo que aparentemente puede parecer lioso, aunque por fortuna existen técnicas de numeración de los dientes que se encargan de hacer todo más fácil.
Gracias a estas nomenclaturas dentales se evitan, por ejemplo, las equivocaciones a la hora de extraer una pieza en mal estado; o es posible diseñar y preparar tratamientos de ortodoncia que actúen de forma específica en cada diente. E incluso también es un conocimiento de enorme utilidad para los propios pacientes, para que puedan ser totalmente precisos al hablar con su doctor y sean capaces de identificar las molestias o problemas puntuales que sienten, según las piezas dentales que tienen afectadas.
¿Cómo se realiza la numeración de los dientes en odontología?
Existen varios criterios diferentes para realizar esta clasificación de los tipos de dientes. Y como se suele decir, ‘cada maestrillo tiene su librillo’, aunque nosotros hemos querido destacar las tres formas más habituales de numeración dental para presentártelas:
Es la más usada y habitual en estos momentos, ya que cuenta con el apoyo de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Se basa en un odontograma dental, es decir, en un esquema gráfico de las piezas dentales de cada paciente. Por ello, distribuye los dientes en función de si están arriba (maxilar) o abajo (mandíbula); así como de si se sitúan en el lado izquierdo o derecho de la boca.
En consecuencia, en esta numeración de los dientes de la boca obtenemos cuatro cuadrantes distintos: el 1, correspondiente a la zona diestra del maxilar superior; el 2, relativo a la zona izquierda de este mismo maxilar; el 3, situado en la parte izquierda de la mandíbula, y el 4 y último, en la región diestra de esta.
Los cuadrantes se encargan de asignar el primer valor numérico a cada pieza dental. Pero la clasificación se completa con un segundo número, el que designa la posición del diente en cada cuadrante. Es decir, cada uno de estos se ordena del 1 al 8, comenzando desde la parte delantera (arco dental) hacia atrás.
Con lo que tenemos el 1 para los incisivos centrales, el 2 para los incisivos laterales, el 3 para los caninos, el 4 para los primeros premolares, el 5 para los segundos premolares, el 6 para los primeros molares, el 7 para los segundos molares y el 8 para las muelas del juicio.
Esta es la explicación por la que en este sistema no se usan los números del 1 al 10; sino que se empieza por el 11 (incisivo central derecho del maxilar superior) y se termina en el 48 (tercer molar derecho de la mandíbula).
Además, es importante destacar que esta numeración de los dientes y muelas se hace desde el punto de vista del propio paciente. Por eso, la representación visual sobre un papel o una pantalla digital estará siempre invertida. Lo que significa que lo que veamos en la parte izquierda corresponderá al lado derecho de la boca de la persona; y al revés.
Y otro detalle más: en el caso de los odontogramas infantiles, la clasificación de cuadrantes varía. Aquí se cuentan los cuadrantes del 5 al 8; y la numeración de los dientes también abarca menos piezas. En concreto, 20 en total, con lo que cada clasificación numérica de cuadrante solo va del 1 al 5; y oscila del 51 al 85.
Nomenclatura dental universal
Es una numeración de los dientes más sencilla que la nomenclatura FDI. Se instauró en 1968 por parte de la American Dental Association (ADA), por lo que es bastante más popular en Norteamérica que en Europa.
Prescinde inicialmente de los cuadrantes, y simplemente cuenta las piezas dentales por orden (primero todas las de arriba y después las restantes de abajo). Es la más usada y habitual en estos momentos, ya que cuenta con el apoyo de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Se basa en un odontograma dental concreto, empieza en el tercer molar derecho del maxilar superior, en el caso de los adultos, y termina en el 3er molar derecho de la mandíbula.
Así que distingue cada diente con números que van del 1 al 32. Aunque si se trata de dentición temporal, en su lugar utiliza las letras del abecedario. De manera que clasifica los dientes de los niños de la A a la J en el maxilar superior, y de la K a la T en la mandíbula.